24 feb 2012

Capitulo 6:El Nuevo Orden Mundial

El Nuevo Orden Mundial:La conspiracion mas grande
El Nuevo Orden Mundial es una teoría conspirativa que afirma la existencia de un plan diseñado con el fin de imponer un gobierno único - colectivista, burocrático y controlado por sectores elitistas y plutocráticos, etc, - a nivel mundial. Esta teoría alega que tanto los sucesos que son percibidos como significantes, como los grupos que los causan, estarían bajo el control de un grupo central todo poderoso, un contubernio - grupo pequeño, secretivo y de gran poder - con objetivos malevolentes para la gran mayoría de la población.
En la actualidad, esta teoría de conspiración del Nuevo Orden Mundial tiene mayor expresión en los EE. UU..
Los illuminati -fundados en 1776 como sociedad secreta con el fin de promover ideas de la Ilustración- estuvieron aparentemente involucrados en una conspiración que buscaba reemplazar las monarquías absolutas y la preponderancia de la iglesia con el "gobierno de la razón" que era el objetivo general de la ideología liberal, revolucionaria e igualitaria dominante entre la intelectualidad de la época. Después de que el complot fuera descubierto, el grupo fue prohibido por el gobierno bávaro (1784) y aparentemente se disolvió en 1785.
Sin embargo, los documentos relacionados con la conspiración fueron publicados, alertando así a la nobleza y al clero de Europa, y dando a la conspiración una gran publicidad, lo que llevó a algunos pensadores a sugerir que todavía existía, con el fin de derrocar a los gobiernos europeos. Por ejemplo Edmund Burke (1790) le da alguna credibilidad, aunque sin mencionar específicamente cual sería el grupo responsable, y Seth Payson alega derechamente -en 1802- que los illuminati todavía existen.
Consecuentemente algunos autores -tales como Augustin Barruel y John Robison, llegaron incluso a sugerir que los Illuminati estaban detrás de la Revolución Francesa, sugerencia que Jean-Joseph Mounier rechaza en su libro de 1801 On the Influence Attributed to Philosophers, Free-Masons, and to the Illuminati on the Revolution of France.
Posteriormente (1903) el servicio secreto ruso de la época publicó el famoso panfleto Los protocolos de los sabios de Sion como una obra de propaganda antirrevolucionaria, obra que incorporó casi textualmente argumentos encontrados en el Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu, un ataque -en 1864- del legitimista militante Maurice Joly contra Napoleón III.
La tesis central de "Los Protocolos" es que si se remueven las capas sucesivas que cubren u ocultan las causas de los diversos problemas que afectan el mundo se encuentra un grupo central que los promueve y organiza con el fin, primero, de destruir los gobiernos y ordenes sociales establecidos, y con el fin último de lograr el dominio. Ese contubernio central es un grupo de judíos, que -se alega- controla tanto los sectores financieros como diferentes fuerzas sociales que, a su vez, son los que -desde este punto de vista- provocan desorden y conflicto social: los masones, los comunistas, los anarquistas, etc.
Nora Levin indica que los Protocolos gozaron de gran popularidad y grandes ventas en los años veinte y treinta. Se tradujeron a todos los idiomas de Europa y se vendían ampliamente en los países árabes, Estados Unidos e Inglaterra. Pero fue en Alemania, después de la Primera Guerra Mundial, donde tuvieron su mayor éxito. Allí se utilizaron para explicar todos los desastres que ocurrieron en el país: el armisticio en la guerra, el hambre, la inflación, etc.
Para muchos, los conspiradores son simplemente “ellos”, un grupo amorfo que incluye todo y cualquier individuo u organismo percibido como poderoso. Así, los participantes en la conspiración incluirían o podrían incluir -aparte de los ya mencionados comunistas, judíos, illuminati, plutócratas- grupos tales los masones, la iglesia católica o grupos dentro de la iglesia los políticos los gobiernos (algunos o todos),  etc, extendiendo incluso a los Medios de comunicación, los ecologistas, las Naciones Unidas e incluso los extraterrestres.
Adicionalmente se alega que muchas familias prominentes tales como, por ejemplo, los Rothschilds, Rockefellers, Morgans, Kissingers, y los DuPonts, así como también monarcas europeos, podrían ser importantes miembros, ya que mantienen relaciones tanto como entre si como con figuras de alto poder. Organizaciones internacionales tales como los bancos centrales; o el Banco Mundial, FMI, Unión Europea y la OTAN son mencionadas como componentes esenciales del NOM.
Por ejemplo Émile Flourens, Ministro de Asuntos exteriores de Francia, denunció las premisas de la creación de la Sociedad de Naciones (antecesor de las Naciones Unidas) en un libro, señalando las influencías masónicas para crear un gobierno mundial. Gary H. Kah considera que los masones son la fuerza detrás del agenda por un gobierno mundial único, el Nuevo Orden Mundial.
Igualmente los Presidentes y Primeros Ministros de naciones son incluidos en la conspiración. Mas confusamente, también los socialistas o marxistas - Por ejemplo William F. Jasper, un miembro de la John Birch Society, denunció la supuesta pertenencia socialista o marxista de todo los secretarios general de las Naciones Unidas, membresia que se toma como implicando una futura dictadura mundial. Una teoría parecida a las de John Coleman.

Consecuentemente los partidarios de esta teoría sugieren que ellos pueden decir hasta un cierto grado quien es parte de este grupo. Nadie puede determinar quien "no es" parte del NOM.
Igualmente confusa -o extensa- son las especulaciones acerca de cuales serian los dirigentes de la supuesta conspiración. Según muchos de los proponentes de la teoría de la conspiración contemporánea, los Illuminati originales siguen existiendo y persiguen aún el cumplimiento de ese nuevo orden. Este grupo aglutinaría a los personajes más influyentes del mundo, los cuales se reúnen cada año en alto secreto en las reuniones del Grupo Bilderberg, guardados en todo momento por miembros de la CIA y el FBI (EE.UU.), el MI6 británico o la KGB entre otros. Entre sus asistentes habituales encontramos -de nuevo- a David Rockefeller y "la familia Rotschild", junto a la Reina de Noruega y presidentes de corporaciones como General Motors, Pepsi o Chrysler.

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