25 feb 2012

Capitulo 8:El Santo Sudario:El Rostro de Jesus

El Santo Sudario:¿El Rostro de Nuestro Salvador?
El Sudario de Turín —también conocido como la Sábana Santa o el Santo Sudario— es una tela de lino que muestra la imagen de un hombre que presenta marcas y traumas físicos propios de una crucifixión, junto a otros totalmente atípicos, pero acordes con los hechos relatados en la Pasión.
Actualmente se encuentra en la capilla real de la Catedral de San Juan Bautista, en Turín (Italia). Muchas personas creen que se trata de la misma tela que cubrió a Jesús de Nazaret en el sepulcro, y que durante su resurrección su efigie quedó grabada de algún modo en las fibras. Los escépticos arguyen que el sudario es un fraude o falsificación medieval. El origen del sudario y sus imágenes es todavía fuente de intenso debate entre científicos, creyentes, historiadores y escritores.
Evidencias y argumentos sólidos a favor de la autenticidad del sudario incluyen análisis materiales y textiles que fechan su origen en el siglo I; las propiedades inusuales de la imagen, que según algunos no pudo ser obtenida con ninguna técnica de formación de imágenes conocida antes del siglo XIX; análisis que invalidan los resultados de la datación radiométrica de 1988, y análisis químicos sobre las manchas de sangre que directamente contradicen las afirmaciones de McCrone.
Evidencias y argumentos sólidos contra el origen milagroso del sudario incluyen una carta de un obispo medieval al Papa de Aviñón alegando conocimiento personal de que la imagen fue astutamente pintada para sacar dinero de los peregrinos; varios estudios de datación basados en el carbono 14 que apuntan a un origen medieval del paño, y un análisis de Walter McCrone que concluye que las supuestas «manchas de sangre» no son más que un mero pigmento.
El diálogo es muy difícil, puesto que tanto escépticos como defensores tienden a adoptar posiciones muy cerradas sobre la causa de la formación de la imagen. Por ello, es posible que nunca se encuentre una explicación al hecho que sea del agrado de todos. No obstante, nadie ha dicho que la verdad tenga que ser "del agrado de todos". Algunos de los científicos que la examinaron, se convirtieron posteriormente al catolicismo.

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